Santos y vírgenes más venerados de México
En México, más del 50% de la población profesa la fe católica. Dentro de esta religión, se rinde adoración sólo a Dios, quien es el único que puede cumplir milagros. Pero también, se puede venerar a los fieles que siempre escucharon la voz y siguieron la voluntad del Señor, y quienes, por obra suya, lograron la santidad.
Por eso, para el mexicano católico es igualmente importante reconocer la grandeza de Dios mediante sus siervos, quienes son intermediarios en la comunicación humana-divina, como lo fue María Virgen, la madre de Dios Hijo.
A pesar de existir muchos santos intermediarios, sólo es una madre, una sola Virgen. Sin embargo, se le puede venerar en diferentes advocaciones, y algunas de las más populares de México te las presentamos aquí:
- Virgen de Guadalupe: La Virgen de Guadalupe, mejor conocida como la Santa Patrona de México, es sin lugar a dudas la más venerada por todos los mexicanos. Incluso el Papa San Juan Pablo II (ahora un santo siervo), encomendó su papado a la madre de todos los mexicanos, la razón por la cual México fue uno de los grandes destinos para el Santo Padre durante su pontificado. Su celebración es el día 12 de diciembre, en la cual se aprecia a miles de mexicanos de todas partes peregrinar hacia la Basílica de la Virgen de Guadalupe ubicada en la Ciudad de México, y de hecho, año tras año artistas reconocidos le cantan las mañanitas en su celebración.
- Virgen de la Candelaria: La virgen de la Candelaria es una de las advocaciones Marianas más antiguas en México, siendo la patrona de Tenerife y de las Islas Canarias, donde comenzaría una gran devoción por esta advocación en toda América. Se dice que Hernán Cortés conquistó México llevando al cuello una medalla de esta advocación. Cada 2 de febrero miles de fieles en México le rinden tributo a la Virgen de la Candelaria, lo que también origina una gran fiesta en la que la música y la comida no pueden faltar.
- Virgen de Juquila: Su celebración es el día 8 de diciembre, en donde podemos observar que se le organizan múltiples peregrinaciones a esta advocación de la Virgen María, con el objetivo de visitarle y llevarle ofrendas por los favores concedidos. Según las creencias populares, si asistes con real devoción a la peregrinación, será de lo más ameno posible, pero si tu peregrinaje es falso o por solo darle gusto a alguien más, tu viaje será totalmente fastidioso.
Además de estas famosas advocaciones marianas, en México, también se le rinde culto de veneración a todos los Santos fieles que siguieron la voluntad del Padre hasta su muerte. Algunos de los más venerados en esta nación son los siguientes.
- San Judas Tadeo: El Santo Patrono de las causas imposibles, se celebra el día 28 de cada mes, en especial en la Ciudad de México. Se trata de uno de los Santos más respetados y venerados a lo largo y ancho de nuestro país, donde podemos atisbar a los fieles de San Judas asistiendo a misa para venerarle. Su popularidad es tan grande en el país, que existe un grupo de personas denominadas los chakas, los cuales se dedican fielmente a venerar a este Santo, también, consigo se les observa una estatua llena de collares de colores a la cual le piden favores.
- San Martin Caballero: San Martin Caballero es conocido como el Santo de los comerciantes, por lo cual, se ha vuelto popular poseer estatuas o estampillas de este Santo en cualquier negocio comercial de México. La historia de es Santo cuenta que cortó su capa a la mitad para dársela a un indigente que padecía frío, dando así el ejemplo de que se debe servir siempre en la medida justa, sin otorgar más de lo que puede y debe.
- San Antonio de Padua: Este Santo es considerado como el santo que ayuda a encontrar los objetos perdidos, vela por los solteros y protege a los hijos. Su celebración es el día 13 de junio, y es considerado uno de los grandes doctores de la Santa Iglesia Católica. La razón por la cual se le pide para encontrar los objetos perdidos es por la historia en la cual él se encontraba en Bolonia, Italia como maestro. Se dice que un día, uno de sus alumnos le robó su libro de Salmos sin que se enterara. Tanto si lo había perdido, como si se lo habían robado, pensó en la misma solución: rezó para encontrarlo, finalmente, el joven se lo terminó devolviendo.
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