La importancia de compartir en el desarrollo de los niños
Uno de los valores más importantes y lindos de la vida es la generosidad. Compartir nuestras experiencias, bienes materiales, momentos, es sinónimo de entregar una pequeña parte de nosotros mismos, de lo que somos y de lo que hemos aprendido a través del tiempo.
Por ello, enseñar a compartir a los pequeños como una cualidad o virtud es imprescindible para su desarrollo emocional. A pesar de que las consecuencias de compartir son en su mayoría gratas, no todas las personas crecen educadas en el valor de la generosidad.
Este, como muchos otros valores éticos y algunas otras enseñanzas básicas de la educación, es aprendido durante los primeros años de vida, es decir, en la niñez. Durante esta etapa del desarrollo humano es normal que el concepto de compartir no sea entendido por completo o bien, pueda verse condicionado por factores externos adoptados por el niño.
Sin embargo, el descubrimiento del verdadero significado de brindar un poco de lo propio a los demás, puede no siempre ser un proceso fácil o rápido. Es en esta etapa del crecimiento en la que tu pequeño aprende a relacionarse con los demás y su entorno, por lo que resulta necesario que cuente con tu apoyo, supervisión y enseñanzas.
Con frecuencia, los niños que están aprendiendo a compartir suelen pensar que es una tarea o un deber difícil de realizar. Como padre o madre de un niño que enfrenta esta difícil pero importante etapa, es normal que puedas sentir frustración y/o confusión al no saber cómo actuar al respecto. Primeramente, debes saber que puedes tranquilizarte: el aprender a compartir es una etapa que se da de manera natural dentro de los primeros 3 a 5 años de vida.
Al dejar de ser bebés, los niños aprenden a pasos pequeños a ampliar su propia visión del mundo que va de lo individual a lo general, dejando de lado el egocentrismo (que se tiene de manera natural y que puede ser la causa de su dificultad al tratar de compartir con los demás por primera vez); y, durante los siguientes años, al encontrarse con otros seres semejantes a él en edad y aspecto, aprenden a diferenciar sus propios gustos, afectos y preferencias, que los hacen ser momentáneamente afines con los demás.
Es también en esta etapa en la que los niños descubren los juegos de grupo, y comienzan a parecerles más emocionante y/o entretenido que los juegos individuales a los que estaba acostumbrado. A pesar de que el compartir sea un proceso que tu pequeño irá aprendiendo con el paso del tiempo y a medida que desarrolle una relación con los demás, tu rol será el de un orientador que le ayude a establecer sus propios límites y reconocer los de los demás.
También, a respetar los artículos ajenos, y siempre y cuando se requiera, pedirlos prestados para poder disponer de ellos. Recordarle que jugar y convivir de forma plena con los demás está precisamente en el compartir, y que incluso, puede ser de gran ayuda que aprenda a dar un poco de lo que le pertenece a alguien más, que puede ser feliz con ello.
En su etapa preescolar, los niños poseen una inteligencia increíble, una capacidad de adaptación al cambio y, sobre todo, ganas de aprender a ser como sus ideales (papá, mamá y/o tutores). La mejor manera de enseñarle a compartir, es hacerlo a través de cada oportunidad con ejemplos divertidos y sencillos que puedan imitar con las personas que le rodean.
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