Conoce por qué no debes obligar a tus hijos a leer o escribir antes de los 6 años
¿Necesitan nuestros hijos saber leer antes de los seis años? Desde hace décadas, este debate surge con regularidad y preocupa a los padres de los alumnos de preescolar.
Hay muchas versiones a favor y en contra de que los niños aprendan a leer tan pequeños, pero lo importante es incitar en los niños la curiosidad por la lectura respetando el ritmo de cada uno y sin presionarlos.
Algunos expertos piensan que entre los 2 y los 6 años, los niños reconocen las palabras con sorprendente facilidad si son parte de su vida cotidiana. Cuando un niño es consciente de que esas palabras se pueden escribir, no se detiene.
El niño puede incluso hacer relaciones en su mente e identificar como se ven las palabras, por ejemplo su nombre, lo que le permitirá ir aprendiendo por observación.
Mientras los adultos respetemos el ritmo del niño hay que honrar su deseo de descubrir letras y sonidos especialmente porque es cuando está más motivado cuando aprenderá con facilidad.
Aprender sobre las palabras antes de los seis años tiene algunas ventajas como permitirle al niño estar más relajado al ingresar al primer grado porque tiene más tiempo para dedicarlo a aprender a escribir o a hacer operaciones.
Si un niño no puede leer con facilidad a los cuatro o cinco años no es una señal de alarma para los padres, hay que ser pacientes, observar su desempeño académico y así se podrá determinar la causa.
Como padre uno puede leerle cuentos al niño para que así adquiera interés en aprender a escribir. Esa preparación es la mitad del aprendizaje.
De hecho, si el niño no tiene suficiente vocabulario o no ha estado en contacto con estructuras sintácticas o no tiene conocimientos, se la pasará tratando de descifrar el mundo a su alrededor en vez de comprender las lecturas.
Sin embargo no podemos olvidar que en todos los casos, es el niño quien guía al adulto en su deseo de aprender y no al revés. Leer antes de los 6 años no debe ser un objetivo impuesto por los padres, porque el niño muy pequeño no está preparado para ser obligado a seguir un método que imponga una progresión determinada.
Por otro lado, si el niño tiene acceso natural a la lectura porque en casa se tenga ese hábito y pide leer antes de los seis años, no hay que desanimarlo, si lo pide expresamente, pedirle que espere a aprender en la escuela podría desanimarlo.
Como padres podemos tener una comunicación estrecha con los docentes del niño para determinar el mejor momento de empezar a leer.
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